viernes, 1 de marzo de 2013

POR UNA FINANCIACIÓN JUSTA, EQUITATIVA Y TRANSPARENTE




PLATAFORMA “RESPETO Y DIGNIDAD”
 PARA LA DISCAPACIDAD*

Todos no somos iguales pero la igualdad supone, muchas veces, un trato desigual. La entraña del derecho a  la igualdad reside en el respeto y trato  a tendiendo a la situación individualizada y a los desequilibrios personales con respecto a los demás. Por ellos, desde la Plataforma "Respeto y Dignidad a la Discapacidad" siempre hemos manifestado que el centro de todas las políticas sociales no pueden ser las entidades sociales sino las personas. Atender a unas entidades más y a otras menos sin tener como referencia la diversidad personal de las diferentes discapacidades y de sus grados es volver a lo mismo, a los viejos privilegios de siempre, a la consolidación de una "aristocracia" de la discapacidad que recibe, en función de la afinidad política o la amistad personal, un trato de favor que vulnera los más elementales principios de igualdad y no discriminación.

Ni los discapacitados físicos son más ni los psíquicos o enfermos mentales son menos. Todos hemos de recibir el trato que nos corresponda en función de la situación y necesidades personales, de la prioridad  o no del servicio asistencial preceptivo. Tenemos que aprender a valorar las dificultades sociales y laborales de cada colectivo a la hora de fijar su ayuda. No puede tener preferencia el ocio a las necesidades terapéuticas o residenciales. No es lo mismo dar un servicio puntual  que cubrir la totalidad de las necesidades asistenciales de un discapacitado durante 24 horas los 365 días del año.

Es, pues, la hora de la justicia. La que nos mire a la cara de cada uno de nosotros para valorar nuestra necesidades. Lo demás no es más que más de lo mismo.

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