Con apenas 36 años, Francis Ferri, nuestro querido y admirado Francis, nos ha dejado sumidos en el dolor por su inesperada pérdida. Francis llegó a Adispec siendo un niño y hoy nos deja un hombre hecho y derecho que se ha ganado a base de esfuerzo y abnegación un puesto en nuestra entidad y en la sociedad merecedor del máximo de los reconocimientos.
Tras su paso por el Centro Ocupacional "Miguel Soler", Francis fue alumno de los Cursos de Inserción Socio-laboral (TIS) donde adquirió su especialización y titulación de "maquinista de confección industrial" y siendo contratado hace ya 15 años en el Centro Especial de Empleo "Paco Escalera" llegó a alcanzar la categoría de Operario de Primera, consiguiendo un perfeccionamiento laboral meritorio de un grado de excelencia.
Todos estábamos muy orgullosos de Francis. Miles y Miles de productos salidos de las naves de Fundisfil llevaban los lazos y etiquetas que cada día cosía Francis a cada una de las prendas cuyo destino era cualquier país de Europa donde, tal vez sin saberlo, tenían entre sus manos un producto que no era más que el resultado del afán de superación e integración de un grupo de chicos y chicas que le habían plantado cara a la adversidad y habían decidido tirar para delante y ser los mejores en su trabajo y en su quehacer diario.
Cuando los pedidos alcanzaban cifras de miles y cientos de miles, la acumulación de tareas y la enfermedad nunca fueron obstáculo, sino todo lo contrario, un verdadero aliciente, para conjurarnos todos en torno al cumplimiento de nuestro deber y con el mejor de los empeños los camiones y trailers que cargábamos en los muelles de la Cooperativa, salían con todos los destinos portando la ilusión y satisfacción del deber bien cumplido.
Por ello, cuando esta sociedad, sigue mirando de reojo a nuestro colectivo es porque no es capaz de ver en cada uno de nosotros, y en Francis como el primero, las verdaderas capacidades humanas, sociales y laborales de verdaderos hombre y mujeres que han conseguido su excelencia con un tesón verdaderamente meritorio.
La bateria de Francis ha callado para siempre pero su estruendo, representación de sus mejores y más fecundas energías vitales, resuena y reverbera en la memoria de familiares, compañeros y amigos que han tenido en él ese gran abanderado de la alegría, de la fiesta y del trabajo.
Nos deja un gran compañero pero también un gran hijo y hermano. El dolor en que queda sumida a la familia por su irreparable e inesperada pérdida lo intentaremos mitigar con el gran afecto y consideración con el que os tenemos a su madre, Mercedes, a su padre, Federico y a sus hermanos Federic y Joseantonio. Y a sus sobrinas por las que sentía una verdadera devoción.
Para ellos y para todos, la devastadora idea de no tenerlo ya más entre nosotros, ha de ser vencida por el recuerdo de su vida ejemplar. Probablemente lo más fecundo de su existencia, además de su amor y calor filial, haya sido el ejemplo que nos queda de todo un hombre que se llama y se llamó FRANCIS FERRI y que alcanzó el máximo éxito social y laboral gracias a su enorme corazón y voluntad.
